Identificación y monitorización de insectos barrenadores de la madera en masas forestales urbanas

Caracterización de especies y ciclo de vida

El género Tomicus incluye siete especies de insectos coleópteros de la subfamilia Scolytinae (Curculionidae) que generalmente afectan a los géneros vegetales Pinus, Abies, Larix y Picea. Tomicus destruens es una especie considerada como primaria o agresiva dentro del género. Presenta una amplia distribución por las masas de pinar y suele atacar a P. halepensis, P. pinaster, P. pinea y en menor medida a P. nigra. Las dimensiones de T. destruens oscilan entre 3,5 y 4,5 mm de longitud y la coloración de la cabeza y tórax es negra, mientras que la de élitros y patas es castaña. 

Se pueden diferenciar dos etapas en el ciclo de vida de estas especies: una subcortical en árboles debilitados, donde se produce la cópula, puesta y todo el desarrollo de la nueva generación, y otra, en las ramillas de las copas de los pinos vigorosos, donde tiene lugar la alimentación de los imagos.

La reproducción se inicia cuando los adultos localizan el árbol hospedador y las hembras comienzan a agujerear la corteza de fustes y ramas gruesas. A continuación entra el macho, copulan y la hembra excava la galería que es vertical y unirrámea. Los huevos, cuyo número puede oscilar entre 60 y más de 200, son colocados en pequeñas incisiones laterales de la galería. Son de color blanco y su diámetro es de 0,5 mm aproximadamente. Los agujeros son sellados para dificultar el acceso de depredadores. La larvas nacen a los pocos días y comienzan a perforar galerías perpendiculares a las ya creadas por la madre. Pasan por cuatro estadios larvarios y pupan en una cámara diminuta ubicada en el interior de la corteza de los árboles. Los preimagos salen al exterior tras un tiempo por un agujero de la corteza, vuelan a las copas y maduran sexualmente mientras se alimentan de la médulas de las ramillas terminales donde se introducen y permanecen durante el verano. Generalmente esto provoca que los extremos de las ramillas se tronchen y caigan al suelo. 

Alcanzan la capacidad de volar desde mediados de septiembre hasta que la temperatura máxima es menor de 20 °C. La puesta de la primera generación ocurre entre octubre y diciembre, la cual emergerá durante marzo (Figura 1).

Tipos de daños y vulnerabilidad de los árboles

El género Tomicus produce dos tipos fundamentales de daño: galerías subcorticales en los troncos y ramas gruesas, y galerías en las ramillas de las copas. Los perjuicios a las copas suelen ser irrelevantes ya que los árboles a los que atacan poseen suficiente vigor para regenerar las pérdidas. En cambio, los ataques en el tronco siempre provocan la muerte del árbol debido a la degradación del floema del perímetro de las galerías como consecuencia de la penetración de hongos en las mismas. Por otro lado también influye la destrucción mecánica de los canales floemáticos como consecuencia de la alimentación larvaria.

Los árboles afectados por estos insectos se pueden reconocer con relativa facilidad por los volcanes de resina amarilla que bordean los orificios de entrada. Suelen atacar árboles o secciones del fuste con corteza no demasiado delgada ni tampoco muy gruesa. Ocasionalmente pueden encontrarse árboles con ataques rechazados, vivos, pero con volcanes de resina.

Son especies de plaga primarias capaces de matar árboles muy poco debilitados pero aun así prefieren para su reproducción seleccionar árboles en estados iniciales de decaimiento, principalmente por estrés hídrico, competencia con otros árboles, dañados por fuego o mecánicamente. No suelen colonizar árboles previamente atacados por otros escolítidos.

En situaciones de ausencia de daños como incendios o sequías, los árboles de suelos pobres,  poco profundos, de escasas precipitaciones y con exceso de pies por ha son los de mayor riesgo. Otros individuos diana son los árboles muy viejos (>80 años) o aquellos externamente sanos a los que se ha aplicado trabajos forestales de clareo y entresaca. Existen otros factores que pueden propiciar el ataque de insectos barrenadores como la sequía intensa y prolongada o el abandono de leña en el monte.

Identificación de la plaga y métodos de monitoreo

Para detectar la presencia de esta plaga el diagnóstico inicial consiste en la identificación de los volcanes de resina amarillenta en los fustes y ramas gruesas. Este síntoma generalmente viene a continuación del amarilleo súbito de la copa, que no se presenta en todos los casos de infestación. Para la confirmación de la correcta identificación de la especie se recomienda el descortezado y la identificación de las galerías.

Los daños ocasionados por los barrenadorespueden ser extensos si se producen sobre áreas forestales, o localizados cuando la infestación tienen lugar en áreas de uso público como parques y jardines. En masa forestales se recomienda la colocación de 1 trampa CROSSTRAP® MINI cada 20 ha, separadas entre sí al menos 1000 m. Cuando se trate de superficies menores a 20 ha se instalará al menos una trampa por rodal o masa forestal. La instalación de las trampas, recomendada entre mediados de septiembre y mediados de abril, deberá realizarse en sitios con buena accesibilidad visual, como bordes de bosque, pistas forestales o cortafuegos. Para ello deberán evitarse lugares donde suele haber mucho viento porque el vuelo de los adultos en tales condiciones es más difícil y además, pueden romperse las trampas. Debe tenerse en cuenta cuando se plantea el seguimiento de los barrenadores mediante este tipo de trampeo la colocación de las trampas de modo que se abarque la mayor variabilidad posible del medio (Figuras 1 y 2).

Manejo de insectos barrenadores en Parques y Jardines

En parques y jardines el manejo de los insectos barrenadores presenta retos diferentes a los de medios forestales. Por ejemplo, los árboles ornamentales que generalmente sufren daños mecánicos por las obras de construcción que excavan en las proximidades de los árboles proporcionan un mayor riesgo de ataque. Si los árboles ornamentales mantienen las condiciones en las que han crecido no suelen ser muy susceptibles a los barrenadores, así como si se analizan bien las decisiones de poner o quitar el riego en zonas de jardín. En estas áreas se debe incrementar el esfuerzo de trampeo al máximo porque el objetivo es reducir la presencia de barrenadores a cero, de modo que se recomienda emplear densidades de 3 trampas CROSSTRAP® MINI por ha, sometidas a control semanal.

Las capturas en húmedo son una buena opción para el seguimiento porque permite una identificación más precisa de las capturas. Los colectores se pueden rellenar con 10 ml de propilenglicol diluido al 10 ó 20 %, o utilizar anticongelante de automóvil. Este líquido funciona como conservante de las muestras a menos que se diluya demasiado con las lluvias. La recogida de las capturas debe realizarse cada 15 días.

En función del ciclo biológico y reproductivo de las especies se dispone el siguiente cronograma para la instalación de las trampas (Figura 1).

Figura 1. Cronograma de actividad de las trampas en función de la fenología de los insectos barrenadores (Tomicus destruens) (Econex, 2022). 

Figura 2. Trampas de monitorización de insectos barrenadores de la madera colocadas en pinos.

Fuentes bibliográficas

1- Clave de Perforadores de Coníferas. Consejería de Medio Ambiente. Junta de Andalucía. https://www.juntadeandalucia.es/

2- Control de escolítidos Actuaciones de control y prevención de plagas forestales en Navarra. Fichas de plagas y enfermedades. Protocolo de Sanidad Forestal. 2020. Gobierno de Navarra. 5 pp.

3- Manual Sistema Crosstrap Tomicus Sistema de detección, seguimiento y biocontrol. Sanidad Agrícola Econex, S. L. 2022. 40 pp. https://www.tomicusdestruens.com/ 4- Principales seguimientos de las plagas forestales en la Comunidad de Madrid. Sanidad Forestal. Consejería de Medio Ambiente. Comunidad de Madrid. https://www.comunidad.madrid/servicios/medio-rural/sanidad-forestal